Perjudicial para el país

El hierro que está debajo de la piedra

El proyecto de la minera Aratirí es perjudicial para el Uruguay. Hubiera sido lógico que, por su alcance, fuera informado oportunamente a los partidos.

Senador Jorge Saravia (en Últimas Noticias, 17/8/11)

Siendo Aratirí el emprendimiento más importante de la vida moderna de nuestro país, lo lógico hubiera sido que dicho tema, por su alcance y consecuencias, fuera informado oportunamente por los organismos competentes a todos los partidos políticos.

Sin embargo, no fue así y el tema llega a conocimiento público gracias a los denodados esfuerzos de distintos actores políticos y sociales que están intentando arrojar luz para esclarecer los entretelones de un negocio opacado por la falta de información, las suspicacias y las dudas, poniendo de manifiesto una vez más la escasa o nula capacidad para tomar decisiones y liderar una gestión con más dudas que certezas.

Considero que el proyecto Aratirí por sus características es altamente perjudicial para el Uruguay dada la incompatibilidad de la minería a cielo abierto con la producción de alimentos en forma natural, algo que hoy distingue a nuestro país.

No creo que sea acertado comprometer por los próximos 30 años nuestro sistema de producción, cuando no sabemos aún si el negocio es bueno para el país, además Aratirí afectará directamente algo más de 100.000 hectáreas.

El canon a recibir por el Estado sería de 500 millones de dólares, por el hierro que se extrae, que se llevan y que después nos venden convertido en acero y en 30 años nos dejan un cráter y transforman en un desierto toda la zona afectada.

Además, el puerto proyectado también compromete una de las zonas costeras más visitadas por turistas de todo el mundo.

En resumen: el único argumento válido que se maneja hasta el momento para autorizar este emprendimiento es el de la supuesta diferencia en los salarios a recibir entre los trabajadores rurales de la zona y los operarios de la mina, pero a los efectos, considero que no es suficiente para hipotecar el futuro de todo un país.

Es importante resaltar que el pasado 10 de agosto del corriente, en el Senado se votó un Tratado de Protección de Inversiones con la India, que tuvo un solo voto en contra, el nuestro. Creo que los tratados de protección de inversiones con distintos países permiten una apertura para la inversión. Pero el argumento de que el hindú que está tras la inversión de Aratirí vive en Inglaterra y que los capitales no provienen de India es muy cuestionable. Tampoco son solo 150.000 hectáreas las que están en juego con el tema del hierro y otros minerales, hay aparentemente más hectáreas declaradas, también es cierto que aparte de la minera Aratirí hay unas cuantas decenas de sociedades registradas esperando hacerse de recursos para sus inversiones y que también provienen de India, solo haría falta hurgar en algunos escritorios de la Ciudad Vieja para encontrarlas.

En el mencionado Tratado (que no votamos) y referente al tema de las expropiaciones, en su artículo 5, entre otras cosas dice: las inversiones de inversores de cualquiera de las Partes Contratantes no serán nacionalizadas, expropiadas o sujetas a medida que tengan en el territorio de la otra Parte Contratante efecto equivalente a la nacionalización o la expropiación.

Nos preguntamos: ¿A través de estos tratados y leyes de Protección, no estaremos entregando «ingenuamente» recursos estratégicos que le pertenecen a las futuras generaciones, prácticamente a cambio de nada?

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